Corren tiempos difíciles, aparte de complicados, y de un mayor embrollo por las actitudes de los españoles que provocan cierta desorientación al que aplica el razonamiento y la cordura.
Los hechos vengan de donde vengan o los haga quien los haga y que toman en general un camino orillado son presumibles de crítica, sin los colores de tu equipo de fútbol (metáfora). Así podríamos enjuiciar el porque se valora el currículo de una mujer para directora de una orquesta nacional frente al de aquel que con su currículo le da sopa con hondas, pero es hombre; la razón de calidad y validez frente a una razón difícil de definir.
Valga como segundo ejemplo (éste fuera
de España) la sanción al ayuntamiento de París por una contratación excesiva e
irregular de mujeres, saltándose los tantos por cientos:
Y, en su declaración (creo que la alcaldesa) comenta que saltarse dichas reglas o medidas es una política que favorece el desarrollo del feminismo. ¡Y se queda tan ancha!
Ser feminista no consiste en saltarse las
reglas del juego que se consensuaron con el propio feminismo y poner palos a
las ruedas en el contexto del hombre; ello te agita la deontología, frente al
todo vale; beneficiar a unos significa perjudicar a otros.
Entonemos un canto al concierto de Raphael de lo
mucho soltado en las redes sociales, presuntamente criticable desde varios
aspectos de vista que llaman a la desorientación, pues en principio puede
existir una razón de un lado y de otra.
- Aforo cercano
a 17.000 personas y acudieron 5.000, hablan de un 30% aproximadamente. Razón en
su defensa.
No es del todo cierto, eso sería para un
partido, en un concierto se reduce la capacidad debido al escenario y la
pantalla, quedando, todo aproximadamente, para unas 11.000 personas (esto mismo
ocurrió con los Jonas Brothers y vendieron todas las entradas) y el aforo
quedaría establecido en el 46 % por ciento. Recovecos para la legitimación
- En la
entrevista a una ciudadana sudamericana, que asistió al concierto, pues estaba
enamorada de las canciones de Raphael, ella misma comentó que, tanto en la
entrada como en el concierto, cantaron al unísono las canciones; sin embargo,
las autoridades sanitarias recomendaron no cantar ni en la iglesia, ni villancicos,
por ser más fácil la transmisión.
- Una
segunda entrevista a un matrimonio residente en el barrio de Mirasierra deja
claro que fueron obligados y que dicho concierto no debería haberse realizado.
¿Obligados? Parece que tenían entradas para otro concierto que fue suspendido;
en vez de devolverle el dinero o mantenerles el dinero de las entradas para un
futuro, les dijeron que si no las utilizaban para el concierto de Raphael lo
perdían. ¿Por qué de esta coacción? Ello te hace dudar del carácter de la
organización.
- Dicen de
las medidas que fueron espectaculares. Puede, serían, pero ¿quién no ha visto
las fotos de la parte cercana al artista? Y las medidas algunos se la pasan por
el forro (Concierto de Taburete. Y También del Madrid Arena dijeron que cumplía
todos los requisitos)
- Comentan
que los artistas tienen derecho a recuperarse y que de éstos dependen varias
familias.
Buena razón en un principio, pero no son
los únicos que han sufrido el escarnio de la pandemia y también tienen derecho
a recuperarse y no lo tienen tan fácil como Raphael o no lo tienen ni fácil ni
difícil. ¿Unos sí otros no? Desfloramos margaritas, ¿a quién le toca el sí, a
quién le toca el no? La realidad es la más objetiva a contestar esta razón.
Concierto de Raphael, aunque también se habla del concierto de Taburete, ¡Fuera
mascarillas!
Argumentan que de ellos viven varias
familias. Ya que nos ponemos a argumentar, utilizando los trabajadores que conlleva
realizar un concierto como arma arrojadiza y razón a alegar, ¿para cuándo la argumentación
de la sobreexplotación de los mencionados? Se hizo para Raphael no para estas familias.
Cuando necesitamos justificar lo nuestro, somos capaces de ser los más
humanitarios del planeta.
- En
mayúsculas afirman que es la envidia la que mueve las críticas, porque no se
tiene cojones a llenar una instalación como el WiZink Center. Una conclusión
muy propicia para la hostilidad que demuestran cuando no se opina igual que
ellos. Agresivos que solo hacen más que retratarse. ¿Qué se puede decir de esto?
Cómo si en España no tuviéramos artistas que pueden llenarlo y lo han
demostrado y hoy no lo hacen, aunque pudieran. ¿Envidia? ¿Una crítica es
envidia?
- Raphael
el pionero que abre puertas. ¿Qué puertas? ¿Las del Covid-19? ¿A partir de
ahora se va a montar grandes eventos?, ¿no decían que no había cojones a
conseguir aforos desorbitados por los compañeros que criticaban dicho concierto?
Algunos van más lejos y aprovechan el
concierto para reivindicar el negacionismo y la venta de mascarillas, todo un señor
negocio y un control por parte de poderes fácticos.
- “Son
unas instalaciones al aire libre”. Mejor no comentar. Hablar por no callar, no
conocen las instalaciones solo siguen la actitud del troll.
- “La
crítica viene de los que quieren paguitas”. Bueno, poco que decir. Después con
llamarlos socialcomunistas, perroflautas, bolivarianos, vagos (el vago ya está
inserto en las paguitas),... Están claras la consignas, caceroladas, insultos y
defensas a ultranza. Para remate dicen que las críticas de los que ponen en
tela de juicio dicho concierto son políticas, como si la gente no tuviera
opinión personal. Las suyas son inmaculadas, claro.
No hay que buscar en el otro tu reflejo,
deporte nacional en la actualidad.
- “Sois
unos listillos, sabelotodo”. Cuando uno se preocupa y se informa de diferentes
fuentes, cuando uno profundiza, cuando uno escucha, cuando una piensa y razona y
tiene personalidad para opinar por él mismo, no es un listillo sabelotodo. Eso de
infringir al otro con un listillo sabelotodo no es más que una barriobajera maniobra
para desprestigiar al que no le bebe los vientos. Se desprestigian a sí mismos
y a su parecer.
- 5.000
personas en un concierto con presuntas medidas de seguridad y tú en un hospital,
con medidas de seguridad, sin una misera compañía, solo controlado por máquinas
visualizadas por el personal de planta, esperando una intervención quirúrgica,
sin poder moverte de la cama, veinticuatro horas y otras veinticuatro y otras,…
con pensamientos un tanto sombríos y miedo (mejor que no llamen a tu familia, si
llaman es porque el asunto está muy jodido). Te intervienen, te recuperas y te
dan el alta. No puedes cargar y aún así arrastra tu cuerpo hacia la salida del
hospital cargando con tu bolso, pues no puede entrar ni un familiar, ni un allegado,
ni un amigo. Llegas a la puerta, sueltas el bolso, te aferras a tu pareja y
lloras con el desconsuelo de lo sufrido. ¡5000 personas acompañándose! Los pilares
se derrumban y te estremece el sí en unos y el no en otros. ¿Envidia? ¿Tintes
políticos?
- 5.000
personas. Tu cena de navidad ya no es una cena de navidad, solo un aforo para
seis personas. No se debe cantar ni para pedir el aguinaldo los peques de la
familia. Hay que templar distancias. En el felpudo líquido para los zapatos, un
gel para las manos, las mascarillas y Dios dirá. Alguien expuso irónicamente la
idea de ir a un concierto de éstos y así poderse reunir toda la familia (tiene
su punto). ¿Cómo no se van a tambalear los cimientos de un supuesto equilibrio
y que surjan las dudas y las críticas? ¿Envidia? ¿Tintes políticos?
- 5.000
personas. Restaurantes cerrados, bares cerrados, negocios cerrados,… pues no
pueden mantenerse y Raphael y sus 5.000 personas sí. Emblemas de la Comunidad
de Madrid.
- 5.000
personas y no puedes entrar en un centro de la tercera edad.
- 5.000
personas y no puedes ir acompañado de todas las personas a las que quieres en un
entierro.
Es lógico dudar, es lógica la crítica, es
lógico que pueda sentir esas posibles contradicciones parte de la población, fuera
de demagogias; es lógico no tener una noción de lo justo con 5.000 personas en el
WiZink Center.
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