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sábado, 19 de marzo de 2011

POSESIÓN / GESTIÓN

El escritor francés Antoine de Saint Exupèry, en su libro “El Principito”, narra la existencia, en el cuarto planeta, de un hombre de negocios que cuenta y posee estrellas.


(Léase el siguiente corta pega de dicho capítulo)

<< El cuarto planeta estaba ocupado por un hombre de negocios…
—Tres y dos cinco. Cinco y siete doce. Doce y tres quince... Quince y siete veintidós. Veintidós y seis veintiocho… Veintiocho y tres treinta y uno. ¡Uf! Esto suma quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno.
—¿Quinientos millones de qué?... 
—Millones de esas pequeñas cosas que algunas veces se ven en el cielo…  Estrellas.
—¿Y qué haces tú con quinientos millones de estrellas?
—Nada. Las poseo.
—¿Y de qué te sirve poseer las estrellas?
—Me sirve para ser rico.
—¿Y cómo es posible poseer estrellas?
—¿De quién son las estrellas? —contestó punzante el hombre de negocios.
—No sé. . . De nadie.
—Entonces son mías, puesto que he sido el primero a quien se le ha ocurrido la idea.>>


Antoine de Saint Exupèry (desaparecido el 31 de julio de 1944, mientras volaba en una misión de reconocimiento)  puede considerarse un adelantado, un profeta a los tiempos que corren en España, pues a través de los estatutos, ciertas comunidades cuentan, no estrellas, sino el agua del río que pasa por sus tierras y lo poseen, es suyo.

La Junta de Andalucía poseía el Guadalquivir.
La Junta de Castilla León poseía el Duero.

Y digo poseía porque el Tribunal Constitucional, ante el recurso de la Junta de Extremadura, ha declarado inconstitucional tanto la posesión del Guadalquivir y del Duero, ya que dichos ríos atraviesan otras tierras.

 
El Principito se preguntaría, en este caso, cómo es posible poseer ríos.
 

¿Dividirán los ríos en trozos y se los repartirán en “cachos” proporcionales al recorrido por sus tierras?
¿Qué nueva contestación le ofrecerán al Principito?

-No es posesión, es gestión administrativa.

Entiendo que el concepto de universalidad quede grande a la idiosincrasia, planteamiento, pensamiento y quehacer político de algunos, pero de ahí a…

No es extraño que el Principito se volviese a su pequeño planeta. ¡Quién pudiera!

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