Sintió una culebrina recorriendo su cuerpo, una sensación de necesidad carismática de aprobación y decidió unirse a la causa. ¿Qué causa? Daba igual, su necesidad era unirse a una causa y así dejaría de sentirse inútil, aburguesado; abandonaría el escepticismo, adoptaría un compromiso en el devenir del presente. Ideas que le alejasen del pragmatismo, del materialismo personal y le trasladasen a un colectivo del presente vivo, frente a las adversas "incausas" retros. Sin quebraderos de cabeza, seguiría al caudillaje de la causa, a las directrices de los que saben y que otros, antes que él, han asumido como las únicas y verdaderas. Una causa que defender, un slogan que corear; un bautizo en el gozo del referente coincidente, sin necesidad del color de ojos o la disposición más o menos favorable de su propia existencia, no necesarios frente al … enemigo.
Excelente, es muy fácil abrazar causas de manera superficial cuando hay dinero...
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