CORREO ELECTRÓNICO

jueves, 5 de abril de 2012

RECORTES. UNIVERSIDAD.

Se habla de recortes en la universidad. Los tertulianos de un programa radiofónico están de acuerdo que las universidades españolas, y algunas en especial, no tienen la calidad suficiente. Conclusión: los unos hablan de necesarios cierres, por la crisis, por la baja calidad y por su escasa producción de mentes privilegiadas; los otros exponen que alguna podría cerrarse, pues hay universidades al lado de otras universidades, pero que la medida correcta sería no cerrar y sí buscar calidades, exigencias y formación del profesorado, exigencias y formación del alumnado. Y coinciden en que hay que dejarse del populismo con respecto al cierre o defensa de las mismas.

Comentarios:
En Alemania hay un menor número de universidades y universitarios y exportan mayor cultura.
España debería producir más, debido a su tradición y, más que  a su tradición, a su antigüedad. Y no lo hace. Tal vez, por la construcción de universidades con una rapidez que no dio tiempo a la formación de un profesorado adecuado.
Se justifica su escaso aporte por ser un país pequeño, a la vez que se dice que Austria, aún siendo más pequeña, tiene una mayor creación.
Los viernes nuestra universidad cierra las puertas, no se dan clases. Menor esfuerzo, menor trabajo,…
Pocas mentes privilegiadas de nuestro territorio han conseguido el Nobel, sólo dos; los literarios no cuentan, hablaban de científicos. Y, aunque Severo Ochoa nace en Luarca (Asturias) tuvo la nacionalidad americana, ello implica que su desarrollo y creación es estadounidense; sólo nos queda como tal Santiago Ramón y Cajal.

En todo o en parte llevan razón los comentarios que los tertulianos han expuestos en sus conclusiones o aseveraciones, sólo siete premios Nobel han correspondido a españoles y cinco de ellos son de literatura (José de Echegaray, Jacinto Benavente, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre y Camilo José Cela), los otros dos son científicos (Santiago Ramón y Cajal y Severo Ochoa) y, de estos dos, uno trabajó en el exilio, desde el año 1936 (Severo Ochoa).

Pero

·      yo no dejaría en el aire los Nobel de literatura, pues cada país tiene su clima, cada país tiene sus desarrollos, sus arraigos, sus intereses, sus necesidades,… aquí tenemos playa y en otros países no y no por ello esos países dejan de producir turismo, aunque sea menor, o de otro tipo, el de playa está claro que no. Es un planteamiento estúpido, pero en sí expone que hay una realidad más allá del corsé de las opiniones, divergencias y comparaciones.
·       aunque Severo Ochoa obtuvo la nacionalidad estadounidense en 1956, mantuvo su nacionalidad española, es decir, tuvo doble nacionalidad. También recordemos las circunstancias, se exilió en un periodo de guerra, la Guerra Civil Española. Y volvió a España, en 1985, y lo vimos paseando por las tierras españolas; yo mismo estuve cerca de él, en el mismo corrillo, en uno de los homenajes que se le hicieron.
·  muchos personajes ilustres abonaron las tierras españolas con sus ideas, ocurrencias, trabajos,… y son reconocidos a nivel mundial y algunos de ellos vinculados a las universidades, como Miguel de Unamuno; o tal vez, por sus libros, como Miguel de Cervantes Saavedra. Sirvan estos dos ejemplos, aunque haberlos hay los más.
·         no es necesario un Nobel para hablar de mentes privilegiadas.
·   también tenemos buenos científicos, si no lo fuesen no serían acogidos en universidades o laboratorios de investigación extranjeros.

Las circunstancias son las circunstancias; el desarrollo social, político y cultural habla mucho del desarrollo en estos campos de un país, también lo dice el dinero. España puede tener genios en varios y múltiples campos, pero la realización o expresión de su talento necesita abono monetario que España no puede dárselo en general y, al final, hay fuga de talentos. Y talentos que se quedan en el anonimato o en una circunscripción menor que aquellos que contaron con monedas constantes y sonantes para el desarrollo de sus proyectos.
 Hace años se hablaba de la escasez de atletas de élite. Cómo serlo, en años pasados, después de una jornada de trabajo para ganarse el sustento y escasas horas de entrenamiento. Hoy, las cosas han cambiado y los deportistas de élite existen y proliferan en España.
Seamos justos. Otro tema sería el del desarrollo de las universidades, su papel actual en la enseñanza.
Todos los españoles conocemos y sabemos de la existencia de la “cultura del menor esfuerzo”, en estos años. Universitarios que dan menos de su potencial, universitarios de viernes sin clase, de botellón, de pocos encierros caseros de fin de semana, de una menor necesidad de conocimiento y sólo del aprobado, de una inasistencia a instituciones y actos culturales  y un sinfín de escaseces de diversa índole. No todos son así, no se puede crear una máxima por una ola de desbarajustes.
Sabemos de nuestro desarrollo en los colegios, en los institutos, del sistema educativo, de las leyes educativas, de la poca investigación (para eso existe el rincón del bajo, o el corta y pega), de las poca afición a la lectura, del escaso tiempo dedicado a la formación integral del individuo. ¿Para lo que vale?, pregunta de “muy muchos”.
Sabemos de los espacios educativos, sin talleres, sin laboratorios; y, cuando éstos existen, son absorbidos como nuevas clases, ante la ausencia de espacio para los nuevos alumnos.
Sabemos de nuestros técnicos de la enseñanza, agobiados en administración y papeleo, y algunos de formación muy rala. Su escasa remuneración. Su escasa motivación, debido al sistema.
Sabemos de los programas de los medios de comunicación basados en el número de seguidores y en temas de príncipes y princesas burdos y de la calle que ponen a parir a cualquiera y cobran como tertulianos en programas desteñidos y sin un ápice de decoro, cultura, buena letra, buena lengua,…
Sabemos de la inexistencia de los mecenas en la cultura, salvo padrinos de sus propios hijos y familiares.
Sabemos de nuestros políticos que hablan más que callan y se dedican a otros menesteres menos complicados, al de darle a la lengua para convencer y no hacer.
Sabemos, sabemos, sabemos. Hablamos, hablamos, hablamos.
La Universidad debe cambiar, debe ceñirse a verdaderos universitarios, no todos tienen ni capacidades ni aptitudes, ni el interés necesario. Remodelar la universidad, no cerrarla, aunque si sobran aulas o universidades, después de una estricta remodelación, ¿por qué no cerrarla si sobra y dedicar dicho espacio a otras actividades o necesidades?
Dejarse de tanto papeleo burocrático y enseñar.
Premiar y fomentar el esfuerzo.
Crear metas, si éstas no existen, es difícil que se motive un universitario, si al final del túnel se encuentra el vacío.

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