miércoles, 1 de agosto de 2012
CRISIS
Tantos y tantos recortes que hasta me han llegado a recortar las palabras, mis palabras, las que no me costaban nada, las que pronunciaba e hilvanaba una detrás de otra creando pensamientos completos, ésas que nunca me abandonaron, ésas que hoy están mondadas, sin plumas, con escasas esquirlas que hablen de su pasado, de un pasado esplendoroso, de un pasado de bienestar. Arrinconadas, sin protección, sin abrigo a las intemperancias, sin sabor, sin olor, rebajadas por el agujero negro que absorbe el arco iris de la vida en tributos desesperados en una Europa cercana a la vez que lejana, donde los banqueros hipotecan los vocablos mientras se hacen gabanes con el pellejo de los mismos, mientras la lengua mustia es abanicada por el soponcio de la gubernamental nana del es necesario.
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