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domingo, 16 de septiembre de 2018

GOLPE MILITAR, DICTADURA, GENOCIDIO

Golpes militares, dictaduras militares, genocidios,... van cogidos de la mano. Los escombros de todo golpe de estado a la democracia quedan asumidos por el poder, como algo lógico y normal de lo que no tienen que arrepentirse, según ellos y sus acólitos (pues muchos lo hicieron por Dios y por la patria) y por el miedo del pueblo. Pasan los años entre el escarnio y la ignominia, creándose un hábito de aceptación. Y, con el tiempo, cuando se restablece la democracia y los años determinados de afianzamiento de la misma, se habla de perdón y de dejarlo todo en el pasado. Mas el recuerdo a los muertos no desaparece y la petición de justicia ante el ajusticiamiento innecesario, las torturas llevadas acabo, la desaparición de personas,...el exterminio de aquellos que consideran sus enemigos, aunque solo sean poetas, cantaautores, gentes sencillas del pueblo,... 
Las guerras civiles, como cualquier guerra, llevan aparejada la sinrazón en ambos bandos. Siempre se ha dicho que no se debiera olvidar la historia para no volver a cometer los mismos errores. Lo que no tiene sentido es no dignificar las víctimas que lo fueron ante la criba por el bando ganador sin respetar los derechos más humanos. Todos acabaron con sangre en las manos y no se puede ajusticiar a otros por lo que tú también has hecho. El perdón debiera ser el primer elemento para construir una sociedad, mas no la política de genocidio, al estilo de "por donde pasaba el caballo de Atila no volvía a crecer la hierba". Estas actitudes solo hacen que exista un dolor a la sombra, soterrado ante el miedo a ser una nueva víctima. Hay que cerrar heridas. 
Hoy, se ha abierto una nueva etapa en España, en busca de solución aceptable a dicho proceso de avance frente a sentimientos capados.
Recordamos también a Chile. Recordamos a Allende que no se rindió y fue bombardeado, donde se encontraba refugiado. Recordamos a Víctor Jara, un cantautor represaliado por ser la voz del pueblo, torturado, al que le cortaron la lengua y fusilado, 40 balas.
García Lorca, Miguel Hernández,...no chilenos y si españoles. 
No debieron de morir, aunque no han muerto en la clandestinidad. Pero hay cientos desaparecidos que solo su recuerdo pertenece a su familia, los grandes olvidados, un número más en las venganzas. Se puede aparcar* la guerra, pero ¿cómo aparcar lo que vino después?

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