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lunes, 4 de mayo de 2020

EL CANTO DEL LOCO. EDUCACIÓN Y SISTEMA EDUCATIVO


HABLEMOS DE EDUCACIÓN

UN ANTES (añoranzas)

Allá en tiempos pasados, un nutrido grupo de jóvenes maestros (educados en la filosofía de la Escuela Nueva, en los padres de la educación al servicio del alumno, de una educación conceptual y global, centrada en el espíritu de la infancia y juventud -en su querer conocer, en su proyección cultural, artística, de saber, razonar, crear, en la libertad de pensamiento,…- de una enseñanza práctica, racional, lúdica, creativa, individual, sin tópicos,…de un desarrollo al servicio de un ciudadano con los suficientes recursos para desenvolverse en sociedad y en su ámbito particular,…) salió de las Escuelas de Magisterio con ánimo de comerse el mundo y, en concreto, el mundo educativo. Honestos, ilusionados, trabajadores, ingenuos, con escasa o nula experiencia que sustituían con la fuerza de sus ideas y de su juventud. Una ilusión que les hacía valientes y deseosos de proyectar ese cambio que requería la escuela, a pesar de los sinsabores y muros a derribar. Y el cambio se hizo notar para bien; subió enteros, como las acciones en bolsa. Miles de experiencias, cientos de formas diferentes, pero con un mismo fin, un mismo objetivo. Formación continua, intercambio de experiencias, tertulias educativas,… sin los grandes recursos con los que se cuenta en la actualidad. Cuatro cacharros, un reciclado y resultados que avalaban que iban por buen camino; solo necesitaban un lugar, un alumnado, su voz, su palabra y los cuatro cacharros, lo demás podía ser irrelevante. España mejoró, nuestra educación era ejemplo para otros países, hasta algunos ejercieron de ponentes de manera gratuita en el extranjero. Imprentas artesanas con las que imprimir los trabajos creativos de los alumnos, talleres literarios, laboratorios, reciclado, huertos escolares, salas de usos múltiples, bibliotecas de centro y de aula, variedad de deportes frente a la gimnasia de plinto, potro y paralelas, psicomotricidad y motricidad fina, expresiones y lenguajes del cuerpo, entre ellos el teatro. Granjas escuelas, cooperativas,.. Un sinfín de vivencias. La educación se liberó de traumas, como la sexualidad, el aparato reproductor, el embarazo,… (los niños ya no venían de París, ni los traía la cigüeña). Desde dentro, desde las aulas se proyectaba el cambio. Siempre dispuestos a modificar aquello que no funcionaba y a limar asperezas y errores. Fueron años de gloria, sueldos bajos y horas extras gratuitas, ello empezó a dignificar nuestra profesión. Las Ciencias de la Educación estaban al pie de la propia enseñanza. Sin ser padres, nos enseñaron a conocer física y psíquicamente al niño y el ámbito de éste. No fuimos ni somos dioses; como mucho, dioses menores en nuestra profesión. No tomamos las calles, tomamos las aulas.
Escuelas de padres, apas, universidades de verano,… aún recuerdo mis ponencias sobre la participación de la familia en el centro y en el aula, en la Universidad Rey Juan Carlos, y, en la Universidad de Aranjuez, sobre la expresión corporal y el teatro en la escuela, junto a otras elaboradas ponencias de otros compañeros/as en temas variados, y las excelentes exposiciones de trabajos en Educación Infantil.
Las escuelas públicas llenaban sus aulas.


UN DESPUÉS (La tibieza del presente)

Si al principio las leyes educativas intentaron regular esa fuerza de una escuela renovada, paulatinamente han ido sembrando discordia y han ido diluyendo ese espíritu de renovación, concentrándose en solo política, bajando enteros, como las acciones en bolsa.  Freinet volvería a hablarnos de intrusismo. Los desertores de la tiza asesoran, sin vivir el día a día en el aula, aulas abandonadas al devenir de la crisis educativa. Ocupamos una posición baja en la escala de resultados y calidad, colegios, institutos, universidades. La pública desahuciada, los maestros vilipendiados vilmente por instituciones oficiales, padres y maestros en aceras diferentes,…
No es oro todo lo que reluce, se establece un trabajo de cara a la galería.
El maestro ha dejado de ser un baúl de recursos; los supuestos métodos, con un marcado esnobismo del momento, intentan acaparar y clonar los claustros. Ayer, un constructivismo; hoy, un método abn; mañana, Dios dirá. Y el afamado bilingüismo que desentona por su marcado carácter de puesta en largo político más que educativo y su interferencia, que no la convivencia, con la lengua oficial, el español o castellano; los extranjerismos se hacen visibles hasta en el lenguaje coloquial. ¿Qué hay de la riqueza de nuestra lengua, una lengua de palabras celtas, latinas, árabes, adoptadas, tecnológicas,…?  Y la discriminación de maestros bilingües y no bilingües, hasta en la nómina.
Al igual que en la obra cinematográfica “El lenguaje de las mariposas”, la soledad se hace presente en profesionales y quedan reducidos a simples funcionarios de vida más o menos acertada que flota entre la desilusión y el escarnio, frente a aducidos y temerosos y no de la obra de Dios. Dios no existe, dioses paganos lideran con sus endiosamientos la cárcava sin fondo.
La libertad de expresión es demonizada, la libertad de cátedra escondida en los albores del pasado, derechización de las instituciones educativas, de las universidades, delegados universitarios frente a sindicatos de estudiantes, recortes educativos, subidas de tasas, becas inicuas,… un sinfín de coacciones a la educación. No hay mejor paredón que convertir a un maestro en funcionario, entiéndase el epitafio.
Y, a todo ello, habría que sumar la burocratización de la enseñanza y del enseñante. Papeles que regentan la labor a realizar, comiéndose lo verdaderamente importante, la transmisión de conocimientos necesarios y de recursos variopintos que doten al alumno de las necesarias estrategias para valerse de forma autónoma y desarrollar una capacidad de razonamiento en libertad, su propio pensamiento.
No solo un lenguaje choni, sino una actitud choni es aplicada sin miramiento hacia el técnico de educación, al que se enfrenta a diario a una clase, a unos alumnos intentando que comprendan y que evolucionen. Nuestra labor es observada con el rabillo del ojo, tal vez de un ojo tuerto, pero eso no importa, en democracia es lo que se lleva, demonizar más que colaborar, dejando a un lado el bien y fin educativo. Y, desde luego, todos los caminos no llegan a Roma.
Los tiempos cambian actualmente para mal. Y ahí están los resultados.


UN MAÑANA (sin escribir)

¿Tomar la calle?, tal vez. Mas la verdadera lid sería volver a tomar las aulas. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? Unos, los más viejos del lugar, en sentido figurado, están abrumados de mantener el testigo encendido, escarmentados por el fluir deshonesto, calambrazos y pedradas; los más jóvenes, con un diseño de carrera más administrativo y menos pedagógico, se encuentran en un mundo difícil de congeniar enseñanza con el muro de los tiempos presentes. Un muro de lamentaciones y técnicas de supervivencia.


El canto del loco

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