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domingo, 26 de diciembre de 2010

CRISTIANISMO

El catolicismo ha sido un elemento más en nuestra sociedad, en nuestra cultura, en nuestra educación; el catolicismo ha impulsado o defendido unos valores y actitudes buenas, otras no tan buenas y también malas. Podemos renegar de todo ello. Podemos ser creyentes, de una u otra religión, o ser agnósticos, porqué no; pero, por qué renegar del cristianismo, por qué no aceptar la figura de Cristo, acaso no afirmamos la existencia de Nerón, Cleopatra, Napoleón, Lenin,... Por qué avergonzarnos de los postulados del cristianismo. Sus valores se han comparado con el socialismo, el comunismo,... Igualdad ante los ojos de Dios y del hombre. La riqueza no consta en su filosofía, sí el compartir. Bondad. Saber perdonar. No a la violencia. Esto no suponía ni supone sumisión, pues el cristianismo conllevó una rebelión pacífica contra un mundo asentado en pilares y haceres corruptos, de opresión. Una protesta pacífica, como también la de Gandhi. La voz de Cristo y de los cristianos sonó clara, comparable también la de Martin Lúther King. Expulsó a los mercaderes del templo. Observó la vileza del hombre dando a entender que aquel que estuviera limpio de pecado tirase la primera piedra. Y su rebelión le costó la vida, como a Mandela le significó prisión por defender la igualdad del negro, contra el apartheid. Cristo puede existir en nosotros, como la poesía o el teatro de García Lorca, asesinado en la Guerra Civil, por su homosexualidad y su posicionamiento izquierdista y republicano. Cristo fue víctima de la tozudez de los humanos y el miedo a su palabra, también existen víctimas del terrorismo, violencia de género, países embroncados en disputas, desenfrenos, guerras,...
Somos capaces de valorar la lucha de otros, de realzar la lucha de otros, de defender la actitud de otros y renegamos del cristiano y del cristianismo. Hoy, en la actualidad, existe un rechazo hacia el cristiano y sus símbolos, bajo la excusa de la aconfesionalidad, pero damos banda ancha a otras religiones. Éstos se llaman así mismos progresistas y a aquellos que contemplamos los vicios de sus decires y criticamos sus posturas partidistas sin base y sin grima, nos señalan como sector reaccionario y de derechas y otras mandangas más. Criticar a ciertos ecunémicos, criticar a la iglesia y sus traspiés, a la historia de la iglesia es criticar la actitud displicente del hombre, una historia negra, un dirigente, unos actos que no concuerdan con la verdadera filosofía del cristianismo y sus verdaderos valores. ¿Qué religión no tiene historia negra y dirigentes irracionales? Entonces, ¿por qué ese desprecio al cristianismo? ¿por qué ese menosprecio a Cristo?
A pesar de mis errores humanos, en mi currículo acepto la palabra cristiano, ¡es un honor! No soy dogmático, ni mi parecer me supone una bula papal. Dejémosnos de histrionismos históricos, de falsos profetas del siglo XXI y  políticos-psicólogos que pretender contemplar un complejo de Edipo, una autosuficiencia, una inadptación social,... donde no las hay y así defenestrar la figura de Cristo. Otro gallo nos cantaría a la humanidad si partiésemos de la sencillez del cristianismo.

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