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sábado, 12 de febrero de 2011

Superstición, superchería y tradición.

No me considero supersticioso, no más allá de lo común o razonable; y digo de lo común y razonable pues todo bicho viviente necesita templar sus nervios ante un examen, y más si es de oposición o entrevista de trabajo,… ante unas circunstancias o situaciones en las que te gustaría salir victorioso o que acabasen bien. Un ajo, una pata de conejo, una nuez en azúcar, unos rezos, una promesa,…; pero, de ahí, a la superchería hay un corto y largo camino, corto pues el transito se realiza deprisa, largo pues están uno del otro bastantes distantes. Nervios, sensaciones de temor, frente a posibles resultados positivos acompañados de ritos religiosos y creencias paganas y populares a las cuales agarrarse.
Hablemos de expresiones en la superstición, superchería y tradición.
Una voz famosa de la radio comentó el hecho que no le gustaba que cada vez que inauguraba un hacer en su trabajo le dijesen “mucha mierda”, que ella la cambiaría por “muchos amigos en redes sociales” y cosas así; un tertulio cómico famoso indicó que dicha frase la había cambiado o la cambiaría por “mucha taquilla o taquillería”.
Bien están las actualizaciones de expresiones del pasado por otras más actuales, dentro del rito de la superstición, aunque no significa que las antiguas deban desaparecer y debamos olvidarlas, pues ello nos haría vivir siempre en un presente, condicionado a un futuro y con olvido del pasado.
“Mucha mierda” viene a significar un ojalá tengas “buena suerte” y buena suerte supone el aforo repleto del espectáculo. Como, en aquellos tiempos, la forma de desplazarse era con las caballerías o bestias, la cantidad de mierda de dichos animales a la entrada hablaba de la cantidad de asistentes y la cantidad de asistentes se refleja en el interés por el espectáculo y en la taquilla. De ahí el origen de dicha expresión.
Hoy la palabra mierda está degradada a un lenguaje vulgar y en parte grosero, sobre un osado sofisticamiento que desplaza unas palabras y colocan otras. Mierda es el abono del campo y déjense de abonos artificiales; la mierda se recogía y se transportaba en carros al campo y se estercolaba. La mierda en cantidad a la entrada de una plaza o corrala hablaba de la presencia de muchos o pocos espectadores, de la aceptación e inclinación y gusto al espectáculo. Y el color amarillo se detesta en el teatro,… y así más ejemplos de superstición/superchería artística, popular y de cualquier otra índole.
Aunque no me considero miembro de la superstición y de la superchería, me gusta que se mantengan tradiciones que no hacen mal a nadie y nos recuerdan de dónde venimos. No creo en lo del color amarillo y ¿qué?, pues que me parece muy bien que no se utilice en la escena.
Porque te digan  y te deseen “mucha mierda” no va a resultar efectivo si el espectáculo no tiene interés, si no tiene suficiente popularidad, si no se ha realizado sobre él suficiente propaganda, si no existen espectadores por unos u otros motivos y ¿qué?, pues que me parece muy bien que la gente se lo deseen a los artistas tal cual. Y cada uno que haga de su capa un sayo, pero que si en vez de desear “mucha mierda” les desean muchos amigos en el faceebok, o cualquier red social, no es contraproducente, pero cambiar una por otra por la sonoridad o por no ser actual su origen es una gilipollada. La generación de escritores de 1927 utilizó el soneto que pertenecía a nuestro honroso pasado, pues, ¡genial! ¡Ojalá expresiones como “mucha mierda” nos acompañen y que se cumplan nuestros más íntimos, personales, comerciales, de espectáculo,… deseos y que a todos nos vaya lo mejor posible nuestra vida! ¡Mucha mierda!

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