¡Aquella sonrisa era ejemplar! Digno de admirar aquel individuo de prolongada sonrisa; sonreía fueran cual fuesen las circunstancias, buenas o adversas, qué más daba, él siempre lucía su sonrisa.
¿Por qué no envidiarle? ¿por qué no envidiar su amplia sonrisa?, pues sonrisa es a talante como talante es a ejemplaridad.
Le llegó la hora como a cualquier mortal. Yacía encima de la cama, con su ejemplar sonrisa.
Cuando fueron a amortajarlo, descubrieron que su sonrisa se forjaba a través de un mecanismo implantado en su cavidad bucal. Un primer momento de incertidumbre dio paso a la sustracción del artefacto.
Hoy, el artilugio ofrecerá a un nuevo ser una sonrisa amplia, prolongada, admirada, pues la sonrisa es a talante como talante es a ejemplaridad.
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