CORREO ELECTRÓNICO

sábado, 14 de mayo de 2011

DE UNA DESPEDIDA

¿Creíste ser poco para mí?
Tú, formaste parte de mi vida, de una vida intensa y, aún, recuerdo aquellos momentos como una de las épocas gratas de mi jodida existencia; reviso fotos,... recuerdos; aunque no es la palabra apropiada, pues, mas que revisarlos, los revivo en mi mente; emociones, sensaciones sexuales, sentimentales,...
Me ofreciste un placer genuino, descarado frente a otros, de otros que sólo arañaban la superficie de mi piel. Y, por qué no decirlo, si no hubieras sido así, si no hubieras conseguido lo que conseguiste en mí, si no hubieras profundizado en ese ser tan complejo y a la vez tan sencillo, podrías haberme tenido sólo como compañero, tal vez como amigo. Me sentí atraído y cercano a ti. Lástima que por mis miedos, mi ingrata resolución, tengas esas ideas tan desentonadas sobre tu persona y, para colmo, provocadas por “un yo” que siempre, desde que nos acercamos el uno al otro, te ha querido, a pesar de las circunstancias. Lo siento. Es mi pecado, es mi pena.
Aún me acuerdo de aquel paseo; tú, con falda no muy larga, sexi; las manos entrelazadas ¡y las almas! Y la ternera a la piedra en aquel restaurante argentino.
Si me acerqué a ti, si existí contigo, fue porque encontré en ti algo que no poseía. Tú, me ofreciste algo que me faltaba, que anhelaba; nunca pensé en ti como una conquista, mas tuve que decidir por las circunstancias, una justificación estúpida para un cobarde a la propia existencia.
Muchas cosas me han quedado por hacer.
Un yo interior y una despedida. Un te quiero, pero me voy.
¿Necesitabas rematar una historia y bajar el telón?

No hay comentarios:

Publicar un comentario