Un grupo de mozalbetes cantaba de pitorreo: “Pepito se hizo pis en el saco de dormir. ¿Quién, yo? ¡Sí, tú! Yo no fui. Entonces, ¿quién?...” Y pronunciaban un tercer, cuarto, quinto, sexto,… nombre.
Sonreí desde mis “adentros”. Dos sonrisas invadieron mi entendimiento; la una llana, común, de un reflejo bienintencionado, ante el choteo y la juerga que reflejaban sus caras y sus voces; la otra, ante cierta “sarna política”.
“Sarna política” por el “Yo no fui, fuiste tú” de políticos aplicados en intentar salir airosos de algo que les ¿atemoriza?, ¿les implica?; ante la necesidad de una ¿posible justificación?
“Un fuiste tú” cuando ya no existen razones, porque éstas no existieron o porque ellas se acabaron, o por un poder perdido, pues no siempre la respuesta o justificación tiene la misma validez, bien por tiempo pasado que la hace irrelevante, bien por circunstancias de la vida que tan pronto la acepta como no, bien por acumulación de razones que en sí no explican, siendo ineficaces al tema planteado.
Siete años ha tenido el gobierno de esta nación para el desgobierno del paro, siete años para paliar el efecto, el defecto, el número de ¿cinco millones de parados?; siete años para modificar el escaso poder adquisitivo de los que quedan trabajando y recibiendo una nómina al final de mes; siete años para envergaduras consistentes y no insulsas, insustanciales e infructuosas mejoras sociales que enarbolan con cantarina y plañidera voz, ante la necesidad de reconocimiento y alabanza. Lo bien, hecho bien está; pero, no se debe dormir uno en y con los laureles de lo conseguido; lo realmente importante es centrarse en el déficit, en los ahogos y buscar soluciones oportunas a ellos, no con un miserable “yo no fui”.
Si tú no fuiste, ello no implica que tú no prestes tu entero servicio al problema y a su probable solución, sin que esta solución recaiga sobre los hombros de los demás con la facilidad del poco compromiso y quebraderos de cabeza, ¿arrebatándole “místicamente” el dinero a ciertos sectores con un “es necesario apretarse el cinturón”? Si eres gobierno, aplícate el cuento como gobernante y trabaja por lo que se te paga, por tus servicios; o, tal vez, ¿pretendes vivir sin preocupaciones gubernamentales y salirte de rositas de los problemas que acucian a la sociedad española?
Si tú fuiste, acéptalo y reconduce el tema; de humanos es errar y de humanos es rectificar. Si uno acepta la realidad podrá enfrentarse a ella, pero si no la acepta, justificará lo injustificable y nunca pondrá solución a la cuestión.
Lo bueno, bueno es; mas, si la balanza se doblega sobre el platillo de los problemas sin resolver, malamente intentes compensarlo con lo realizado y bien acabado.
Y un “yo no fui” no es ni será solución.
Y si, por tu boca chica y por tu boca grande, sólo pares palabras justificativas, no acompañadas de hechos que practiquen soluciones a las dificultades, quédate mudo y desciende ¿de la poltrona gubernamental?
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