Si uno fuese portero de un gran hotel o de un casino, o trabajase allí donde se obliga a llevar una vestimenta especial, traje, corbata,… no quedaría más remedio que hacer de tripas corazón y engalanarse tal cual lo exige el jefe o la empresa. El trabajo es el trabajo y por el trabajo uno se pone hasta falda escocesa sin calzoncillos si es menester; las reglas son las reglas, siempre y cuando no tengan connotaciones negativas y perjudiciales.
Pero,… ir de visita al Congreso, no a trabajar en él, y encontrarte la no dispensa de los diputados o senadores a llevar pantalón corto y camiseta de tirantes es… ¡aberrante!
A nadie se le ocurre en pleno invierno lucir unas bermudas e ir en camiseta de tirantes, ¿pero en pleno verano? ¿También comprobarán si debajo del pantalón o falda se lleva calzoncillo, bragas o tanga?
Nunca he entendido que en las iglesias, y en especial en el Vaticano, tengan prohibido dicho vestuario, pero ¿en el Congreso?...
Rizar el rizo, marear la perdiz, tomar medidas innecesarias, ¿estúpidas?,… parece ser que es lo que se nos da o se les da mejor a un número de españoles; ¿no sería más rentable que se dedicaran a otros menesteres como cuidar de la nación y buscar salidas adecuadas a su desarrollo y salida actual de la crisis?
¿Protocolo? ¿Tal vez el suyo, acudiendo al Congreso, para lo que se les paga? Pues, en ocasiones se ven escaños vacíos. Recuerden ustedes aquella foto en la que una de sus señorías votaba en el botón del compañero de al lado con la puntera de su zapato, estirando el miembro inferior y no viril.
¿Del Corte Inglés a las Cortes Españolas?
¿Qué será de nosotros los guiris?
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