PARÁBOLA DEL UNO Y DEL OTRO

SUS MIRADAS SE CRUZARON EN EL COSO TAURINO. UNO FRENTE AL OTRO, EL RESTO OBSERVABA CON PREDISPOSICIÓN HACIA EL UNO, AUNQUE ADMIRASEN EL PORTE VIRGINAL DEL OTRO. EL UNO LANZABA CON DESTREZA SUS MÚLTIPLES Y VARIOPINTOS LANCES, DE NOMBRES ALEGRES, CON LA MAJESTUOSIDAD Y ELEGANCIA VENIDOS DE SU HACER EN LO REGLAMENTADO Y POR ELLO ACEPTADO Y FESTEJADO; MIENTRAS EL OTRO, NO AJUSTÁNDOSE A REGLAMENTOS Y LIMITACIONES, BRAMABA Y EMBESTÍA CON ENDIABLADA FUERZA Y CABEZONERÍA, A PESAR DE TOPARSE CON LA FRUSTRACIÓN DEL QUE PUEDE Y NO LO CONSIGUE. UN TODO HABÍA PROVOCADO A SU PACIENTE TROTAR, PORTÁNDOLE A UN ESTADO DE AGUDIZADA Y SUDOROSA EXCITACIÓN EN DEFENSA DE UNA VERDAD NATURAL.

LOS APLAUSOS NO SE HICIERON ESPERAR. MIENTRAS EL UNO BLANDÍA SU RAZÓN EN LO RAZONABLE, AL OTRO LE ARRASTRABAN POR EL UMBRÍO CALLEJÓN.