Horror es la primera palabra-pensamiento que llegó a mi boca desde el entendimiento cuando oí el enunciado de “la velocidad en las carreteras bajará de 100 a 90.
Es decir, que si decido ir de Madrid a Zamora, y no por autopista, tardo mucho y pico, a parte del disfrute aburrido a tan tonta velocidad; salvando las incongruencias, curvas y otras del camino en los que si se hace necesario el bajar y más la velocidad. De esos tramos no hablo.
La excusa, la razón, la justificación es la que oímos una y otra vez: “son carreteras donde se produce el mayor número de accidentes”.
Toma ya, qué buena y afortunada medida, veremos si por 10 kilómetros menos de velocidad no se siguen produciendo los mismos accidentes, en carreteras super utilizadas y con energúmenos al volante.
¡Eh!... ¡eh!.... ¡eh!...“Se sube de 120 a 130 en la autopistas”
¡Vaya, vaya, vaya! Esto parece….
Si voy por carreteras a más de 90, me multan y sacan su dinerito “pa la saca”. Si quiero correr un poquito y abandono las carreteras y me voy por autopista… ¡anda si las autopistas tienen su canon por eso de la crisis!, entonces… ¡también pago!
¿Quién va a ir a 90 todo el tiempo por las carreteras?, hay que tener mucho coraje para hacerlo y mucha paciencia en horas, si no… multa al canto o a autopistas con el pago respectivo.
¿Querrán bajar la velocidad en carretera para que utilicemos las autopistas y así recoger fondos para los hermanos pobres políticos del estado?
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