CORREO ELECTRÓNICO

sábado, 16 de junio de 2012

PARÁBOLA DE UN VIAJE ASTRAL



Ni con el paso del tiempo se desvirtuó, cambió o modificó el objetivo que se propuso, objetivo a través del cual estructuró su vida. para ello necesitaba dinero, bastante dinero, todo el dinero que pudiera conseguir; por ello no desayunaba ni cenaba, sólo comía para mantener en vilo el equilibrio entre cuerpo, materia y naturaleza, nada de comidas en el exterior, nada de fiestas que le supusiesen gastos extraordinarios, nada de vida social; vivía en una habitación alquilada con los cuatro enseres necesarios, sin bombo ni platillo, una mesa, una silla (para sentarse y colgar su escasa ropa), una cama y una lámpara; su vestimenta de lo más sencilla y económica, de quita y pon; calcetines que lavaba por la noche, los tendía y a la mañana siguiente los volvía a poner en sus pequeños y blanquecinos pies. Siempre esquivo en gastos “superfluos”. Sólo arriesgaba el dinero en bolsa y sus pequeños ahorros se transformaron en grandes sumas de dinero. ¡Al fin! con el dinero obtenido de su trabajo y de sus inversiones y con los conocimientos en aero-mecánica adquiridos en sus rutinarias y múltiples lecturas, desde que se propuso el objetivo, encerrado en aquella angustiosa habitación de la que era viejo inquilino, se construyó una sencilla, artesana y económica nave monoplaza para viajar al espacio exterior, a ese espacio donde no muchos han estado y los pocos que viajaron no han contado todo lo que sintieron y vieron, guardándose para sí lo más transcendental.

HORA DE SALIDA

Hora de salida, hora de llegada y ¡el primer pie de nuevo calcetín en la luna!

Luna lunera cascabelera de aspecto ¿cómo definirlo? ¿De película? ¿De atracción turística? ¿Desértica ratonera? ¿De amenazada leyenda? ¿Bola de espeso silencio? ¿De gravitatorio mareo? 
Un primer paso, un segundo paso, un tercer paso y....
¿Su objetivo? 

No parecía hallarse en aquel lugar tan inhóspito, ni a primera vista, ni en un segundo plano, ni escondido a su ansiosa, nerviosa, desamparada y triste mirada, estados de ánimo que le agredieron,  desde sus pies con calcetines nuevos para la ocasión hasta el corte de pelo de peluquería de moda para el momento tan especial que le aguardaba. 

¡Ni rastro de la existencia pasada o presente de lo deseado y buscado!

¡Nada que se  le pareciera! pero, si sus agitadas sensaciones…, si desde la tierra…, pensaba que su luz blanquecina…, tal vez sus sombras…, en la noche, creía contemplar…

¡Definitivamente, allí no lo hallaría! 

¡Un redoble de final: después de una vida tan…, para un final tan…! 

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