CORREO ELECTRÓNICO

domingo, 21 de abril de 2013

UNA ESPAÑA DE CABRA Y PANDERETA


Miren ustedes, hace años contraté con telefónica una línea de teléfono. Llegaron, conectaron, me dejaron un teléfono y se fueron. Cuál sería mi sorpresa al recibir una factura en la que se me cobraba 5.000 pesetas por la instalación interior ya realizada por el promotor y que no hizo telefónica. Informados de su error los de telefónica me dijeron que era lo que su técnico había firmado y que si quería poner una reclamación en dicha sucursal no se podía, tendía que irme a Madrid capital. Desistí, era su palabra contra la mía y no me apetecía perder un día de trabajo, para sacar los pies fríos y la cabeza caliente. Tengan ustedes en cuenta que las 5.000 pesetas no son los 30€ de ahora. A eso, señores y señoras, es lo que estaban acostumbrados las multinacionales.
Por aquellos tiempos, también me ocurrió que otra multinacional, el Canal de Isabel II, me facturaba enormes cantidades para ser un apartamento y dos personas. Las cuentas no cuadraban. Cuando cambié de domicilio, siguieron siendo abultadas las facturas a pesar de no residir allí. Temiendo un escape de agua, por fin, llegaron los del Canal. Resulta que los troquelados estaban cambiados. Yo  pagaba el agua consumida de un piso alquilado por una familia numerosa, de la de antes, no de las de ahora, y de edades adultas. Cambiaron el contador, pero no me devolvieron el dinero de más facturado., según ellos no era su problema.
Ya no son multinacionales, ya han pasado el tiempo, pero siguen haciendo de las suyas. Desde que tuve móvil, fui cliente de movistar. No me gustan los cambios, soy más bien de hábitos y muestro cierta fidelidad. Además de un Internet fijo, contraté un servicio de Internet móvil a movistar para los meses de verano. Cuando en septiembre me quise dar de baja, no había tu tía. Y siguieron facturándome el servicio. Después de mucho llamar y de mucho cabreo conseguí por casualidad que me atendiera una operadora española que realizó unas operaciones para que no se me siguiera cobrando y me informó que en el mes de febrero me diese definitivamente de baja, pero antes de dicho mes volvieron a facturarme dicho servicio. Di orden al banco de no pagar,  pasándome según ellos a la categoría de moroso. Al tiempo, quise cuadrar cuentas e irme de imagenio. Me ofrecieron un paquete menor de programas de imagenio por un precio menor. Cambiaron el rúter, por lo de imagenio, y se jodió el servicio de Internet a los ordenadores, así tres meses sin Internet. Harto de llamadas, visitas por mi parte y sin servicio, decidí darme de baja, anular los pagos últimos de un servicio no recibido y cambiarme a Jazztel. Dicen que no hay dos sin tres y… Jazztel me cobró 60 € por darme de alta, cuando el alta era gratis. Llamadas, excusas; no había problema, me lo devolverían. Pasó el tiempo y la devolución no se hizo efectiva. Vuelta a llamar. En esa ocasión dijeron que había que esperar ¡tres meses! Pasaron los tres y sin devolución. Nuevas llamadas, nuevas excusas y en 24 horas me llamarían para decirme dónde me devolverían la cantidad cobrada por error. Pasaron las 24 horas, tres y cinco días y nada. Nueva llamada. Amenazo con ir a consumo. Me pasan con un departamento que con carácter urgente me restituya lo mío. Nuevo mareo de si esto si lo otro. El cabreo va en aumento y me pasa a espera con una musiquita del diablo y ya no me atiende. Corto, llamo y su compañera me dice que todos me han engañado y que no me van a devolver mi dinero. Le mando a freír espárragos. Llamo nuevamente y pido hablar con un operador que ejerza en España y me lo deniegan. Por lo que he ido a consumo.
¿Cuál será el final? Tal vez, lo consiga, pero España, por esto y otras,  fue y será de cabra y pandereta. Las miserias del español. Y nos quedamos tan panchos. ¡Qué vergüenza! ¡Qué impotencia no poder decirles cuatro verdades a la cara, pues se esconden tras una llamada, tras una máquina, tras una voz, tras la permisibilidad del hago lo que me viene en gana y que me quiten lo bailado. Y el españolito a pie quemado y requemado. Aquí el que no corre, vuela. Menudo país de tocho mocho. ¡A la mierda! ¡Que se vayan a la mierda! Pero, que me devuelvan lo que es mío. Ahora entiendo la vida de los amis, sin teléfono, sin Internet, sin tele,...

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