Están los unos, pero
estuvieron los otros. Hablar de unos y también de los otros es hablar de
nosotros mismos, de nuestros intereses y nuestras movidas hacia un objetivo
personal y no social. La superación de 40 años supuso la democracia, la
democracia supuso una superación personal y la superación personal supuso un
intrusismo y una dejadez. Intrusismo, ante todo y sin ciencia. Dejadez, de la
conciencia social en un voto cada cuatro años. Si hoy es criticable que un
adolescente no tenga ni dos rebanadas de pan
para un sándwich de media mañana, por la situación de paro de su familia,
ante la crisis que viven unos frente a lo que vivimos los demás, qué decir del…
“dentista”. No hablo de un cambio de dientes buscando la belleza de la boca, ni
siquiera de un aparato para reeducar su direccionalidad, me refiero a esas
enfermedades que hacen que tus dientes se caigan, por muy bien que te los
cuides o limpies. Enfermedades no tratadas por la sanidad pública. Enfermedades
a tratar en la asistencia privada. Y esto siempre ha sido así. Y no sólo en la
época de crisis. Y cuesta como vulgarmente se dice “un cojón”, perdón, uno no, dos
o tres docenas de ellos. Extracciones, implantes, fundas, cirugía,… mientras
unos pueden y otros a duras pena, los miserables, de ésos que hablaba Víctor
Hugo, ven caerse pieza a pieza de su boca por no tener con qué pagar. ¿Se les pedirá
para ellos tapones de plástico? ¿Tendrán que vender sangre para unos
ahorrillos? ¿Deberán prostituirse? ¿Qué opciones quedan? ¿Dentista – crisis? No,
pues antes existían y existen problemas de diversa índole del que puede
salvarse el que tiene frente al que no tiene. Antes no se hizo nada y menos
ahora. Dicen que saldremos de la crisis; cierto, pero para unos y otros, pero
los humildes seguirán ahí frente a la organización de una sanidad en la que pediremos,
por ejemplo y perdóneseme el ejemplo, un cambio de sexo por no pertenecer a él,
pediremos, por ejemplo y perdóneseme el ejemplo, un cambio de tetas, pues las tengo
pequeñas y me dan bochorno; pero no pediremos ni exigiremos que esas
enfermedades, como por ejemplo las bucales, estén recogidas en la sanidad de
todos y para todos. Hablar de los unos es hablar de los otros, es hablar de
nosotros mismos, de nuestro voto y nuestra conciencia limpia, de nuestros
políticos metiendo mano donde quieren, menos en aquello que es importante para
los seres que deambulamos por la vida hasta llegar a nuestro destino escrito. Va
siendo hora que revisemos lo revisable y que al quitarse la careta no busquemos
justificación a nuestro proceder tan absurdo, consumista, personal, egocéntrico
e indiferente.
Artículo 43 de la
Constitución española
1. Se reconoce el derecho a
la protección de la salud.
No hablemos de unos y otros. Hablemos de todos
ellos y de nosotros mismos
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