Cada vez que escucho o leo
una noticia respecto al paro, la mayoría de las veces nos hablan de números; sé
que las matemáticas están casadas hasta con la poesía, la filosofía,…; pero,
tras los números del paro se encuentran dramas personales y familiares. El
drama del paro sin números te amarga la realidad cuando conoces casos de tu
entorno. Familias, padre-madre que llevan dos, tres años en paro, cuyas ayudas
familiares y sociales pierden fuelle, pues cada vez necesitan más al cada vez
tener menos. Familias que o han perdido o están perdiendo paulatinamente su
patrimonio, su casa (que no su hipoteca); del alumno del instituto que no
tienen ni para comprarse pan de sándwich para un tentempié de media mañana; de
los alumnos de bachiller que no tienen opción a la universidad (si no tienen
para pan de sándwich, menos para pagar matriculaciones de 1700 €, 2200 €, este
año que, en los sucesivos, con la reforma universitaria subirán, eso es lo que
se proponen. Y si tienen un tropiezo con cualquier profesor o materia, de la
asignatura deben volverse a matricular por el doble del pago del curso anterior
y así sucesivamente). ¿De qué les sirve moverse de aquí para allá, mandando
currículos, mendigando trabajo, si no reciben una llamada? Cuando se acaba lo
mucho o lo poco que poseían y antes de un posible desahucio, si aún no ha sido
ejecutado, deciden vender la casa, ¡en los tiempos que corren! (poca venta y de
precio tirado con respecto al valor de su compra). Un dinero que si reciben
desaparecerá por deudas o futuros pagos si no logran salir de los “números” del
paro. Somos un pueblo acostumbrado a las efemérides, un concierto o carrera
solidaria, una recogida de arroz,… Y yo me pregunto: ¿y el día después?, ¿y los
días del después? Eso no nos hace ser más solidarios, eso es pan para hoy y
hambre para mañana. Es… como festejar el día de la paz, soltamos palomas o
globos, cantamos una canción y, a la mañana siguiente, seguimos vendiendo armas
o comprándolas, aunque el pueblo pase hambre. Mantenemos un minuto de silencio,
mas las soluciones no llegan, sólo en números insignificantes. Esta es la realidad, la verdadera, los números, las
bajadas del paro, el superávit, es devaneo aireado en el eco de la palabra,
nada más. ¡La gente necesita soluciones, ni caridad ni engaños, ni "trinos
de pájaros" (entiéndase por el trino de ciertos pájaros humanos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario