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miércoles, 15 de febrero de 2017

JIYAB


(las contestaciones o respuestas son de diferentes conversaciones con diversas personas, de ambos sexos y ámbitos diferentes)



Una sentencia judicial del Tribunal de Palma de Mallorca da la razón a una musulmana que había denunciado a sus jefes por no permitirle trabajar con el pañuelo (jiyab). La sentencia venía a decir “que era una opción religiosa y, como tal, tenía derecho a llevarlo”.

Queda servida la polémica.

Durante diez años sin pañuelo y al décimo despertó*

La pregunta queda en el aire, al saberse de antemano los requisitos para la uniformidad en dicho trabajo y las normas de presencia en el puesto.

Tirando de los recuerdos, también trajo polémica el bañador musulmán utilizado en algunas de las playas europeas, aunque en este caso no es necesario que se establezca unas prendas determinadas de cara a la galería.

¿Jiyab sí, jiyab no?

He podido ver un vídeo donde una joven musulmana que, ante un auditorio, defiende la opción del pañuelo a la cabeza, pues con pañuelo o sin pañuelo sigue siendo la misma persona; y, por llevarlo, no supone una “minusvalía” frente a la que no lo lleva.

Tirando nuevamente de recuerdos, entre los sesenta y setenta, la mujer española llevaba pañuelo para pasear, montar en la vespa,…

Y, las católicas, con el velo a misa y con el rosario.

Esta semana he tenido una conversación con una joven búlgara, nacida en Turquía y musulmana. Me decía que no utilizaba velo religioso porque no le gustaba, pero que por ello no dejaba de ser musulmana, al igual que su hermana, sin velo y casada con un cristiano. ¡Qué anteponían el amor a cualquier condición!

Un joven marroquí, ante la pregunta de “¿y si tu hija no deseara llevar el velo? Contestó que, aunque su mujer lo llevaba y él lo aceptaba y no lo imponía, su hija debería decidir por sí misma. “¿Y si tu hija decide casarse con alguien que o bien no sigue ninguna religión o bien es de otra religión?” La contestación fue la misma, mi hija elegirá por sí misma.

Una joven marroquí, en España, se definía como musulmana y socialista, y su deseo era llevar el jiyab. Me mandó un vídeo en el que un imam, ya mayorcito y de la antigua promoción o a la antigua usanza, hablaba del pelo de la mujer como “afrodisiaco” del hombre y debería, por ello, ser tapado, escondido a las miradas “lascivas”. Yo sonreí y le referí el dicho popular español de “tiran dos tetas más que dos carretas” y, a las expresiones de “qué culo tiene”, como partes del cuerpo más llamativas, en un primer momento. ¡Dicho imam está confundido! También la sonrisa, unos dulces ojos, la personalidad,…pueden llamar la atención de algunos de nosotros, por lo que si empezamos a tapar todo aquello que puede gustar a un hombre, terminaríamos hablando del burka, tapando lo que parece no ser digno de contemplar.

Tal vez, no debiéramos quedarnos en la polémica de “pañuelo sí, pañuelo no”, como del chicle que no se debe mascar en clase o el teléfono que no se debe de llevar o debe encontrase en silencio.

“A los diecisiete años me casé con un joven marroquí. Yo dije sí, siguiendo los consejos de mi familia; decían que sería un buen marido para mí. Con diecisiete años la cabeza no la tienes suficiente amueblada para decidir. Le aguanté diez años y pedí el divorcio. Hoy vivo con mi hijo, sin pensión ninguna. Y el velo lo llevo por mi religión”

¿Es verdad que pueden elegir con quién casarse? ¿Cómo se puede elegir en una tienda sin probarte y comparar vestidos diferentes? Si solo existe una prenda o la compras o no la compras, es una decisión, pero no tiene en sí un concepto muy desarrollado de elección y, menos, cuando no se tiene la capacidad suficiente y eres incitado a ello.

Seguimos con la libre elección.

“Soy nacido en España, de familia española. Estoy enamorado de una musulmana y compartimos las enseñanzas del Corán, pero su familia le ha prohibido casarse conmigo y, si lo hiciera, dejaría de ser su hija, ya no serían su familia. Meses después, una de las hermanas se casa en segundas nupcias y su prometido es aceptado al ser de origen marroquí. Y es cuando sientes en tus propias carnes el racismo de ellos”

¿El jiyab significa sometimiento al hombre. Este sometimiento es una opción religiosa?

¿En el supuesto de que no pudieras tener hijos qué harías? La contestación de un marroquí musulmán de edad madura no se hizo esperar: “Me casaría con otra, porque un hombre sin hijos no es… vida”.

¡La mujer como mercancía!. Se puede usar y tirar; si no me da hijos, me divorcio y me caso con otra, pues en España no está permitida la bigamia.

Hasta cuatro matrimonios puede pedir o exigir el musulmán. Un musulmán puede casarse con mujeres de otras religiones, siempre que hablen de un Dios único y verdadero, cristianismo, judaísmo, islamismo. La mujer musulmana solo puede casarse con un musulmán (no es más que un márquetin expansionista en el caso del hombre y una pureza de sangre en el caso de la mujer).

“Solo utilizo el jiyab en el Ramadán; el resto del año, no. Pero, cuando me case, me lo pondré”

¿Mercancía?

“Me quiso comprar, el dueño del hotel, por un par de camellos. Estaba hospedada allí con mis compañeros. Un viaje de fin de curso. Tuve que pedir a uno de mis compañeros que dijese que era mi prometido, para que me dejase en paz y no siguiese acosándome” (Mujer de buen ver y de pelo rubio, cuyas ondas magnéticas hicieron desorbitar las pupilas en aquel musulmán).

“Mientras viajaba en un autobús con mi hermana, un musulmán, al que se le caía la baba mirándome las piernas (solo le faltaba correrse delante de todos), quiso comprarme; el trato era de uno o dos camellos. Mi hermana le siguió la corriente como si de una broma se tratase y, allí, mano a mano, negociaban mi compra y mi venta” (Mujer de buen ver y de piernas bonitas, las cuales siempre las lleva descubiertas)

Es una cuestión solo de fe. ¿Si es una cuestión de fe, por qué no se aceptan a personas conversas?

En uno de los foros musulmanes en Cataluña, una mujer nacida bajo el signo de una España católica y convertida al Islam, pedía conocer a otras personas en su misma situación para compartir las enseñanza, pues la comunidad musulmana no la miraba con buenos ojos por ser nueva creyente. Dicha mujer lleva el jiyab.

¡Cómo si ellos tuvieran la patente por haber nacido musulmanes! Ese racismo, por nacer en un país de otra religión, a pesar de ser un converso… ¿Un gentilicio como razón para un sí o un no?

Si valen razones de ésas, como las de ser de diferente cultura,…o cualquiera de similar talante, ¿de qué estamos hablando?

“Fuimos engañadas, se aprovecharon de nosotras, hemos vivido un infierno como mujeres de terroristas jihadistas” (Éstas con burka)

Cuantas noticias hemos oído de en nombre de Allah, hacer explotar una bomba o llevar a cabo una matanza.

“No son musulmanes, no son buenos creyentes, no practican la verdad del Islam, no siguen el Corán, pues Allah lo que nos pide es paz”

Está claro que no todos son iguales y no todos siguen las mismas causas, hay mentes más abiertas y otras menos, y las cerradas por completo.

¿Jiyab sí, jiyab no? ¿Cerdo sí, cerdo no? ¿Alcohol sí, alcohol, no? Tópicos en la educación marroquí.

Un Imam, en Marruecos, criticaba, sobre todo a los jóvenes, por su vida de discotecas, de juergas, de alcohol y su no presencia en las mezquitas.

“Si me viese en una situación extrema y solo tuviera carne de cerdo, antes de morir de hambre, la comería. También, si no tuviera nada que beber y hubiera alcohol, lo bebería, para no morir de sed. Allah no creo que quiera que muramos por hambre o por sed, lo tengo claro”

Cerdo no, pero jamón sí. Jiyab sí, pero a mi manera.

¿Dónde centrar la polémica? ¿En el velo religioso?

Es fácil hablar por hablar, tomar partido desde fuera, hablar de algo desde la inconsistencia o la falta de información; pero, cuando tú eres o formas parte de este mundo tan ambivalente, tan egoísta y de un racismo venido y engendrado entre las dos partes…Terminas sintiendo un rechazo que puede partirte el alma en dos.

“Ellos reciben ayuda desde Servicios Sociales. Yo soy española, divorciada y con hijos. Mi ex marido no me paga la pensión. Y Servicios Sociales me ha negado la ayuda”

¡Qué daño hace no conocer la realidad en su esencia! ¡Qué daño hace esos votos, peleados y cautivos de un sector, hacia la política! ¡Qué daño hace la falta de integración de unos y de otros, la falta de complacencia de culturas! ¡Qué daño hace la no existencia de una educación universal! ¡Qué daño hace el populismo que busca el origen de sus problemas en aquellos que también los sufren y son venidos de fuera!

Jiyab sí o Jiyab no, ¿ésa es la cuestión?, al más estilo Shakespeare. 

¡Niño, tira el chicle a la papelera, quítate la gorra que estás en clase!, al más estilo…profe de cole.

La casa sin barrer o la mierda debajo de la alfombra, si nos quedamos en elementos perecederos en un periódico o en el noticiero. Pan para el pueblo, mientras los gladiadores pisan la arena y resuelven su “vencer o ser vencido” con el golpe certero o la punzada profunda del metal, sin pensar en el alma ajena.

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