(las contestaciones o respuestas son de diferentes conversaciones con diversas
personas, de ambos sexos y ámbitos diferentes)
Una sentencia judicial del Tribunal de Palma
de Mallorca da la razón a una musulmana que había denunciado a sus jefes por no
permitirle trabajar con el pañuelo (jiyab). La sentencia venía a decir “que era
una opción religiosa y, como tal, tenía derecho a llevarlo”.
Queda servida la polémica.
Durante diez años sin pañuelo y al décimo
despertó*
La pregunta queda en el aire, al saberse de
antemano los requisitos para la uniformidad en dicho trabajo y las normas de
presencia en el puesto.
Tirando de los recuerdos, también trajo
polémica el bañador musulmán utilizado en algunas de las playas europeas,
aunque en este caso no es necesario que se establezca unas prendas determinadas
de cara a la galería.
¿Jiyab sí, jiyab no?
He podido ver un vídeo donde una joven
musulmana que, ante un auditorio, defiende la opción del pañuelo a la cabeza,
pues con pañuelo o sin pañuelo sigue siendo la misma persona; y, por llevarlo,
no supone una “minusvalía” frente a la que no lo lleva.
Tirando nuevamente de recuerdos, entre los
sesenta y setenta, la mujer española llevaba pañuelo para pasear, montar en la
vespa,…
Y, las católicas, con el velo a misa y con el
rosario.
Esta semana he tenido una conversación con
una joven búlgara, nacida en Turquía y musulmana. Me decía que no utilizaba
velo religioso porque no le gustaba, pero que por ello no dejaba de ser
musulmana, al igual que su hermana, sin velo y casada con un cristiano. ¡Qué
anteponían el amor a cualquier condición!
Un joven marroquí, ante la pregunta de “¿y
si tu hija no deseara llevar el velo? Contestó que, aunque su mujer lo
llevaba y él lo aceptaba y no lo imponía, su hija debería decidir por sí misma.
“¿Y si tu hija decide casarse con alguien que o bien no sigue ninguna
religión o bien es de otra religión?” La contestación fue la misma, mi hija
elegirá por sí misma.
Una joven marroquí, en España, se definía
como musulmana y socialista, y su deseo era llevar el jiyab. Me mandó un vídeo
en el que un imam, ya mayorcito y de la antigua promoción o a la antigua
usanza, hablaba del pelo de la mujer como “afrodisiaco” del hombre y debería,
por ello, ser tapado, escondido a las miradas “lascivas”. Yo sonreí y le referí
el dicho popular español de “tiran dos tetas más que dos carretas” y, a las
expresiones de “qué culo tiene”, como partes del cuerpo más llamativas, en un
primer momento. ¡Dicho imam está confundido! También la sonrisa, unos dulces
ojos, la personalidad,…pueden llamar la atención de algunos de nosotros, por lo
que si empezamos a tapar todo aquello que puede gustar a un hombre,
terminaríamos hablando del burka, tapando lo que parece no ser digno de
contemplar.
Tal vez, no debiéramos quedarnos en la
polémica de “pañuelo sí, pañuelo no”, como del chicle que no se debe mascar en
clase o el teléfono que no se debe de llevar o debe encontrase en silencio.
“A los diecisiete años me casé con un joven marroquí. Yo
dije sí, siguiendo los consejos de mi familia; decían que sería un buen marido
para mí. Con diecisiete años la cabeza no la tienes suficiente amueblada para
decidir. Le aguanté diez años y pedí el divorcio. Hoy vivo con mi hijo, sin
pensión ninguna. Y el velo lo llevo por mi religión”
¿Es verdad que pueden elegir con quién casarse? ¿Cómo se puede elegir
en una tienda sin probarte y comparar vestidos diferentes? Si solo existe una
prenda o la compras o no la compras, es una decisión, pero no tiene en sí un
concepto muy desarrollado de elección y, menos, cuando no se tiene la capacidad
suficiente y eres incitado a ello.
Seguimos con la libre elección.
“Soy nacido en España, de familia española. Estoy enamorado de una musulmana y compartimos las enseñanzas del Corán, pero su familia le ha
prohibido casarse conmigo y, si lo hiciera, dejaría de ser su hija, ya no serían su familia. Meses después, una de las hermanas se casa en segundas nupcias y su prometido es aceptado al ser de origen marroquí. Y es cuando sientes en tus propias carnes el racismo de ellos”
¿El jiyab significa sometimiento al hombre. Este sometimiento es una
opción religiosa?
¿En el supuesto de que no pudieras tener hijos qué harías? La contestación de un marroquí musulmán de
edad madura no se hizo esperar: “Me casaría con otra, porque un hombre sin
hijos no es… vida”.
¡La mujer como mercancía!. Se puede usar y tirar; si no me da hijos, me
divorcio y me caso con otra, pues en España no está permitida la bigamia.
Hasta cuatro matrimonios puede pedir o exigir el musulmán. Un musulmán
puede casarse con mujeres de otras religiones, siempre que hablen de un Dios
único y verdadero, cristianismo, judaísmo, islamismo. La mujer musulmana solo
puede casarse con un musulmán (no es más que un márquetin expansionista en el
caso del hombre y una pureza de sangre en el caso de la mujer).
“Solo utilizo el jiyab en el Ramadán; el resto del año,
no. Pero, cuando me case, me lo pondré”
¿Mercancía?
“Me quiso comprar, el dueño del hotel, por un par de
camellos. Estaba hospedada allí con mis compañeros. Un viaje de fin de curso.
Tuve que pedir a uno de mis compañeros que dijese que era mi prometido, para
que me dejase en paz y no siguiese acosándome” (Mujer de buen ver y de pelo rubio, cuyas
ondas magnéticas hicieron desorbitar las pupilas en aquel musulmán).
“Mientras viajaba en un autobús con mi hermana, un
musulmán, al que se le caía la baba mirándome las piernas (solo le faltaba
correrse delante de todos), quiso comprarme; el trato era de uno o dos camellos.
Mi hermana le siguió la corriente como si de una broma se tratase y, allí, mano
a mano, negociaban mi compra y mi venta” (Mujer de buen ver y de piernas bonitas, las cuales siempre las lleva
descubiertas)
Es una cuestión solo de fe. ¿Si es una cuestión de fe, por qué no se
aceptan a personas conversas?
En uno de los foros musulmanes en Cataluña, una mujer nacida bajo el
signo de una España católica y convertida al Islam, pedía conocer a otras
personas en su misma situación para compartir las enseñanza, pues la comunidad
musulmana no la miraba con buenos ojos por ser nueva creyente. Dicha mujer
lleva el jiyab.
¡Cómo si ellos tuvieran la patente por haber nacido musulmanes! Ese
racismo, por nacer en un país de otra religión, a pesar de ser un converso… ¿Un
gentilicio como razón para un sí o un no?
Si valen razones de ésas, como las de ser de diferente cultura,…o
cualquiera de similar talante, ¿de qué estamos hablando?
“Fuimos engañadas, se aprovecharon de nosotras, hemos
vivido un infierno como mujeres de terroristas jihadistas” (Éstas con burka)
Cuantas noticias hemos oído de en nombre de Allah, hacer explotar una
bomba o llevar a cabo una matanza.
“No son musulmanes, no son buenos creyentes, no practican
la verdad del Islam, no siguen el Corán, pues Allah lo que nos pide es paz”
Está claro que no todos son iguales y no todos siguen las mismas
causas, hay mentes más abiertas y otras menos, y las cerradas por completo.
¿Jiyab sí, jiyab no? ¿Cerdo sí, cerdo no? ¿Alcohol sí, alcohol, no?
Tópicos en la educación marroquí.
Un Imam, en Marruecos, criticaba, sobre todo a los jóvenes, por su vida
de discotecas, de juergas, de alcohol y su no presencia en las mezquitas.
“Si me viese en una situación extrema y solo tuviera
carne de cerdo, antes de morir de hambre, la comería. También, si no tuviera
nada que beber y hubiera alcohol, lo bebería, para no morir de sed. Allah no
creo que quiera que muramos por hambre o por sed, lo tengo claro”
Cerdo no, pero jamón sí. Jiyab sí, pero a mi manera.
¿Dónde centrar la polémica? ¿En el velo religioso?
Es fácil hablar por hablar, tomar partido desde fuera, hablar de algo
desde la inconsistencia o la falta de información; pero, cuando tú eres o
formas parte de este mundo tan ambivalente, tan egoísta y de un racismo venido
y engendrado entre las dos partes…Terminas sintiendo un rechazo que puede
partirte el alma en dos.
“Ellos reciben ayuda desde Servicios Sociales. Yo soy
española, divorciada y con hijos. Mi ex marido no me paga la pensión. Y
Servicios Sociales me ha negado la ayuda”
¡Qué daño hace no conocer la realidad en su esencia! ¡Qué daño hace
esos votos, peleados y cautivos de un sector, hacia la política! ¡Qué daño hace
la falta de integración de unos y de otros, la falta de complacencia de culturas! ¡Qué
daño hace la no existencia de una educación universal! ¡Qué daño hace el
populismo que busca el origen de sus problemas en aquellos que también los
sufren y son venidos de fuera!
Jiyab sí o Jiyab no, ¿ésa es la cuestión?, al más estilo
Shakespeare.
¡Niño, tira el chicle a la papelera, quítate la gorra que estás en
clase!, al más estilo…profe de cole.
La casa sin barrer o la mierda debajo de la alfombra, si nos quedamos
en elementos perecederos en un periódico o en el noticiero. Pan para el pueblo,
mientras los gladiadores pisan la arena y resuelven su “vencer o ser vencido”
con el golpe certero o la punzada profunda del metal, sin pensar en el alma
ajena.
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