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sábado, 15 de febrero de 2020

LA CAPTURA DE MACALÉ, de Andrea Camilleri


El lenguaje  satírico, irónico, sarcástico y esperpéntico de otras obras de Andrea Camilleri da paso, en La Captura de Macalé, a una narración teñida de drama en la vida de Michilino, un niño cuyo entorno le provoca la sinrazón tanto política, religiosa y social. ¿Cómo asimilar los hechos a través de la escasa información, los tópicos y las mentiras de los adultos? ¿Cómo asimilar las contradicciones en la vida de los hombres y mujeres? ¿Qué sentimientos y sensaciones son pecado, cuáles se pueden asumir y cuales no? Una confluencia de verdades y mentiras que absorben su necesidad de estar bien consigo mismo, a través de los mandatos del fascismo italiano y la religión católica. 

Sicilia, año de gracia de 1935, en plena guerra de Abisinia. Michelino es un niño de seis años, inteligente y precoz, que intenta asimilar lo que ocurre a su alrededor con los mecanismos propios de su edad, intuyendo las cosas aunque sin llegar a comprenderlas. Hijo de Gerlando Sterlini, fascista ejemplar y prohombre de Vigàta, Michelino se abre paso en un mundo enfermo y peligroso, descubriendo, demasiado rápido como para salir indemne, la cara oscura y miserable de los adultos. Numerosos personajes se entrelazan en el devenir diario de la vida de Michelino: desde los padres, tan lejanos como absortos en consumar sus pasiones y ambiciones, hasta el avieso profesor Gorgerino, pasando por el engañoso sacerdote Burruano, la irresistible prima Marietta o el cruel Balduzzo, héroe de la conquista de la ciudad africana de Macalé. Todos ellos contribuyen a transformar un despertar a la vida lleno de situaciones de tierna comicidad, en una tragedia que simboliza el horror de que es capaz el ser humano. Sobre el telón de fondo de una Italia provinciana inmersa en la complacencia ante una dictadura de éxitos deslumbrantes, Camilleri dibuja una realidad gris y brutal, anegada de corrupción y salpicada de episodios cotidianos de un dramatismo tan hilarante como sobrecogedor.

Andrea Camilleri sigue deleitándonos con esa escritura sencilla que te atrapa y te insta a devorar la historia hasta ver su final. Gran autor.

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